Resumen del evento MPM 59

Arrancamos nuevo mes con un evento que estuvo lleno de incidencias para arrancar. Y es que este PianoMeetups vino «accidentado» por el impredecible tráfico madrileño. Un montón de incidencias (a mi el primero) hicieron un reto de este evento.

Eso no impidió que aunque en un arranque lento de concierto, viviéramos las mismas emociones que hacemos siempre. Compartir con la gente esos nervios, esas frustraciones y satisfacciones y, sobre todo, ese viaje musical único que ocurre en cada PianoMeetups es un privilegio que se repite cada viernes que nos juntamos.

La organización

En esta ocasión sufrimos mucho la baja de mucha parte del equipo de hospitality ya que, por diversas circunstancias, prácticamente nos quedamos en cuadro. Sin embargo, tengo que destacar el pedazo trabajo que hizo Yolanda en la recepción y acogimiento de las personas nuevas.

Es maravilloso ver que con tanto cambio en las filas de intérpretes, el espíritu permanece intacto. Y es que PianoMeetups no deja de ser algo diferente y orgánico, nunca hay dos eventos iguales, pero nunca hay dos eventos diferentes. Lo bueno permanece constante.

Los estrenos

En esta ocasión tuvimos un único estreno, eso si, por todo lo alto. Luis Alfonso, que responde por cualquiera de los nombres 😉, no dudo en salir. Llevaba asistiendo a varios eventos, pero no se decidía… sin embargo, menudo estreno tuvo. Su life on mars, de Bowie fue todo un viaje lleno de color.

¡Y no sólo eso! Además a continuación podéis leer como lo vivió él, en sus propias palabras.

Cómo lo vivió Alfonso

En esta ocasión es Alfonso que nos cuenta su vivencia en el evento en el que se estrenó:

Muy de niño me regalaron un pequeño tocadiscos; de aquellos que tenían el altavoz en la tapa. Desde entonces, la música ha estado asociada a mi vida de un modo inseparable. Nunca he vivido de ella, pero ha sido y es para mí casi un modo de vida.

Empecé a tocar el piano muy tarde, a los 40 años, animado por mi hermana y algunos amigos. El ansía de querer tocar aquella música que tanto había significado para mí a lo largo de mi vida, tiraba de mí y me empujaba adelante con más fuerza que las limitaciones que me imponían el propio instrumento y la carencia de estudios musicales. Nunca imaginé que lograría tocar algunas de las piezas de las que ahora soy capaz.

Aunque disfrutaba y disfruto mucho tocando el piano, tenía la sensación de que aquello sería mucho más grande si lo pudiera compartir con más gente. Podía seguir instalado en mi zona de confort, escuchándome tocar indefinidamente, o hacer un esfuerzo para subir otro peldaño en el camino y lograr ese nuevo objetivo.

Accidentalmente, por alguna reseña en Internet, supe de Madrid PianoMeetups y unos meses más tarde acabé yendo como espectador a un par de encuentros.

En el primero de ellos quedé sorprendido por el respeto hacia los interpretes, que se iban sucediendo uno tras otro en el pequeño escenario; no importaba la destreza que mostraran con el instrumento. Tampoco me pasó desapercibido el respeto que estos a su vez mostraban hacía la música que trataban de interpretar, con desigual virtuosismo, pero todos con el mismo empeño y determinación.

El segundo encuentro fue en el Templete del Retiro, donde pusieron un piano de cola a disposición de todo el que quisiera tocar a lo largo del día; lo que me parecía un logro muy notable. Fue muy emocionante ver a tanta gente sentarse en el piano para tener unos pocos minutos de gloria y compartir, con mayor o menor habilidad, aquello que era tan importante para ellos; llamaba también la atención el numeroso público que a lo largo de la jornada se sentaba pacientemente a escuchar; no vi ninguna interpretación que no acabara en aplausos. Desde luego aquello era una prueba clara de que poniendo los medios a la gente común y corriente de la calle, la “common people”, como dice la canción de PULP, llevaríamos la cultura de este País a otro nivel.

Al tercer encuentro, me decidí a pasar al lado de los interpretes. Nervioso, cometí numerosos errores mientras trataba de encadenar las mágicas notas que Rick Wakeman pensó para la canción de Bowie, y el resultado estaba lejos de lo que me había propuesto. Desde luego que me habría gustado no tropezar tanto en mi estreno, pero, sin embargo, cenando y comentando luego con la gente, tenía la sensación inequívoca de que, paradójicamente, aunque hubiera bordado la interpretación, la satisfacción de compartir ese amor por la música y, en particular, por este maravilloso instrumento, no habría sido mayor.

Enhorabuena a todos lo que hacéis posible Madrid PianoMeetups, familia de la que ya me siento parte.

Alfonso

Piezas por orden de interpretación

Y esto es lo que pudimos disfrutar durante la primera parte del evento:

® – Pieza del reto de los 20 segundos

Vídeo resumen del evento

Aquí podréis ver el resumen de cómo fue el Madrid PianoMeetups 59:

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