Resumen del evento MPM 80
Sí… nos hemos saltado un número: El MPM79 fue una ocasión especial que duró prácticamente todo el día, compartimos la música en un entorno tan especial como la que se da en los «Pianos en la calle». Por tanto, saltamos directamente al octogésimo PianoMeetups. Este, además, con llenazo y un número récord de intérpretes, y que va ser reseñado por uno de los pianistas que debutó en todos los sentidos en el evento.

Los estrenos
En esta ocasión tuvimos cinco estrenos, uno de ellos sorpresa:
Cada cierto tiempo tenemos un estreno esperadísimo. Adolfo (nuestro relatista de hoy) empezó a venir casi a la vez que empezó a tocar el piano. Apenas unos meses de ambas cosas y se animó a estrenarse delante de un público entregado a su increíble debut en el que los asistentes couldn’t help falling in love con el.
Nuestro segundo estreno destaca una de las cosas más bonitas que tiene PianoMeetups: el motivar a tocar el piano con el objetivo de compartir el trabajo. Jesús, tras un par de eventos, sintió la necesidad de compartir la música y se estrenó no solo con dos piezas super chulas… sino que además una de ellas ¡era el reto!
Domingo es de esas personas que vayan donde vayan son música. Si bien su instrumento de cabecera es el saxo, su interpretación (allegro) del Claro de luna demostró que también en el piano se siente cómodo y nos hizo vibrar con él.
Seguimos avanzando por los intérpretes, llegando a María. Voy a emplear sus palabras que creo que describen mejor lo que vivimos: Su interpretación vista por sus profesores sería de suspenso…. sin embargo ella se emocionó tocando y, a todos los que estuvimos con ella, nos emocionó.
Ya en tiempo de descuento, el cierre del evento vino de la mano de Oscar. Ni siquiera habíamos contado con él como intérprete y, sin embargo, en un alarde de virtuosismo cerró la primera parte de la velada con un espectacular Campanella de Listz. ¡Nada mejor para arrancar el social!
Como lo vivió Adolfo
Os dejo con esta maravillosa reseña de Adolfo:
Cuando iba a tratar de plasmar en palabras mis sensaciones de la otra tarde ante la osadía, dada mi escasa formación, de tratar de interpretar en público una sencilla pieza al piano, de repente la mente se me ha ido a otro sitio -esto, que siempre me ha ocurrido, con la edad cada vez me sucede más a menudo ¿algún piscis más en la sala?- y me ha dado por tratar de recordar cuándo fue realmente la primera vez que me di cuenta de que no solo me gustaba escuchar música sino también interpretarla y he llegado a la conclusión de que la culpa la debió de tener mi padre.
Procedo de una familia humilde cuya cultura musical no pasaba de cantar canciones infantiles mientras íbamos de viaje en el coche -y no viajábamos mucho- o villancicos en Navidad. Por eso, creo que me quedé boquiabierto cuando un día, siendo yo imberbe aún, mi padre apareció en casa con una armónica y me dijo «Toma, esto para ti. Es muy fácil de tocar, ya verás, mira…» y empezó a tocar lo que luego supe que era la manida «Oh, Susanna». No recuerdo que supiera tocar mucho más y nunca supe de donde le vino aquella… inspiración. Lo que si sé es que cuando soplé por primera vez en aquel instrumento y salieron las primera notas, inconexas supongo, algo se despertó en mi interior. Aquella vibración del aire produciendo sonidos tan agradables, que aún no sonaban a música, hizo también vibrar algo en mi interior. Algo que, si cerraba los ojos mientras soplaba, también me conectaba con algo más allá de mi cuerpo que nunca podré expresar en palabras. Pasé muchas horas haciendo sonar aquella armónica.
Lo siguiente que recuerdo, tendría diez u once años, es que los Reyes Magos nos dejaron en casa a mis hermanos y a mi un pequeño teclado eléctrico de plástico que funcionaba por aire, no tendría más que dos escalas y la polifonía acababa cuando pulsabas más de tres teclas ya que, literalmente, se quedaba sin aire. Mis dos hermanos no le hicieron mucho caso pero yo pasé horas y horas con aquel teclado tratando de sacar melodías, con una sola mano y de oído, de las canciones que escuchaba en televisión o en el único reproductor musical que había en casa, un pequeño y viejo radio transistor.
A partir de ahí me di cuenta de lo mucho que me gustaba el piano y de lo difícil que era aprender a tocarlo.
Con la explosión en el uso de los sintetizadores por parte los grupos musicales de la década de los ochenta yo era feliz. En mi pandilla de amigos de aquella época -que por cierto eran de lo más ecléctico, como también sucede en PianoMeetups– todo el mundo quería ser el cantante o el guitarrista, pero yo solo tenía ojos para los teclistas.
El siguiente instrumento que entró en casa fue un viejo órgano que pude comprar a plazos cuando empecé a trabajar, con diecisiete años, en el incipiente mundo de la informática. Tenía varias voces y ritmos de acompañamiento. Me gustaba tocar de oído diferentes melodías y hacer los acompañamientos usando el botón «One Finger» que solo con pulsar una tecla, con la mano izquierda, ya hacía sonar automáticamente el acorde y/o arpegio de la nota pulsada, algo que entonces, todo hay que decirlo, me parecía una maravilla y que ahora me doy cuenta no me ha ayudado mucho para lograr la independencia de manos. Cuando compré el teclado me regalaron unos libros con partituras fáciles de «E-Z Play Today» que me sirvieron para saber cuales eran los acordes de la mano izquierda pero no para aprender solfeo -que también lo tenía como algo muy difícil de aprender- ya que las melodías como he dicho las sacaba de oído.
Tampoco es que tocara a diario aunque si a menudo pero las circunstancias de la vida hicieron que al año y medio aproximadamente dejara de hacerlo. La vida se precipitó a partir de entonces, la empresa para la que trabajaba me envió a Santa Cruz de Tenerife donde estuve casi tres años, al poco de volver preparé una oposición y cambié de profesión, luego estudios, trabajo, pareja, hijos… la vida.
No he vuelto a retomar las teclas hasta marzo de este año 2025.
El año anterior cada vez que tenía un rato libre lo pasaba buceando en internet y redes sociales el modo de retomar aquello que tanto me gustaba. Ahora si, era el piano más que órgano el que me llamaba.
Después de aprender todo lo que pude durante ese año de manera teórica y sin tocar una sola tecla, llegué a varias conclusiones, a saber: Necesitaba adquirir un piano a ser posible lo más similar a un acústico que la economía me permitiera; tenía que tomar clases sí o sí; debía de ser constante en el aprendizaje y en la práctica; tenía que estar preparado para luchar contra la frustración de que el aprendizaje no saliera siempre o no avanzara como me gustaría; estaría fenomenal encontrar un grupo de gente con la misma afición.
En enero el algoritmo de Instagram me llevo a conocer Madrid PianoMeetups. El proyecto que lidera Daniel es una de las cosas más fantásticas que he conocido nunca y su generosidad, inagotable. Ha conseguido reunir un grupo de gente de lo más heterogéneo a los que les une el amor por la música en general, en todos sus estilos, y por el piano en particular. Gente también generosa, con un gran sentido del humor, acogedora y maravillosa que no juzga el diferente nivel de todo aquel que quiere participar en el proyecto, sino que disfruta de esas diferencias.
Si has llegado hasta aquí y estuviste el otro viernes en PianoMeetups entenderás ahora por que dije que me enrollaba como las persianas. Ya casi acabo.
Las sensaciones vividas el otro día al sentarme al piano fueron de lo más variopintas, un poco como una montaña rusa e igual de divertidas. Era consciente de que me podría poner nervioso, incluso que seguramente me temblaría alguna pierna y lo tenía más o menos controlado. Contaba con cometer uno o varios errores –al menos uno es obligatorio– y creí que sería capaz de controlarlo pero, al empezar a encadenar uno tras otro me empezaron a temblar… ¡los dedos! nunca lo habría imaginado. Fue una sensación nueva -a tener en cuenta la próxima vez- y algo frustrante, ya que me tuve que parar varias veces para poder continuar y, al final, no salió todo lo bien que esperaba, pero de todo se aprende. Lo que no me esperaba fue el fuerte aplauso recibido cuando acabé. Los comentarios positivos de varios de los asistentes… fueron sanadores.
En definitiva, una experiencia muy recomendable tanto si eres un virtuoso del instrumento o un «aspirante a rookie» como yo. De hecho, creo que en el grupo faltan más de estos últimos ya que el nivel de la mayoría es muy alto.
La conclusión más importante a la que he llegado después de unos meses de clases y, sobretodo, después de conocer a tanta buena gente en PianoMeetups, es que tengo que ser capaz, y ahora estoy dispuesto, de disfrutar del viaje, dure este lo que dure.
Y en ello estoy.
Adolfo
Piezas por orden de interpretación
Y esto es lo que pudimos disfrutar durante la primera parte del evento:
| Intérprete | Obra – Autor |
|---|---|
| David P | Waltzing Mathilda – Christina McPherson |
| David P | Molly Malone – James Yorkston |
| Adolfo | Can’t Help Falling in Love (Blue Hawaii OST) – Weiss, Peretti & Creatore |
| Jesús M | I’m a Little Teapot – Sanders & Kelley Jealous Guy – John Lennon |
| Anusky | Numb (arr. propio) – Linkin Park |
| Alberto | Minueto – Leopold Mozart |
| Domingo | Sonata para piano Nº 14 Op. 27 “Claro de luna” – L. V. Beethoven |
| Alfonso | Still Crazy After All These Years – Paul Simon |
| Daniel R | The Entertainer – Scott Joplin |
| María M | Mallorca Op. 202 – I. Albéniz |
| Miguel G | Musette BWV 126 – J. S. Bach Canción del toreador (Carmen) – G. Bizet |
| Iryna | Maria with Prince (The Nutcracker) – P. I. Tchaikovsky |
| Olga | Segundo viaje – Composición propia |
| David W | Gros Temps (Les Mois, Op. 74) – Ch.-V. Alkan |
| Marcelo | Contigo a la distancia – César Portillo de la Luz No sé tú – Armando Manzanero |
| Gon | Medley “Misty / Mulan OST / Quiero decirte” – Garner / Goldsmith / Mateo & Mena |
| Emily P | Lolita (Caprice Espagnol) – Cécile Chaminade |
| Miguel Ángel P | Hojas de otoño – Composición propia |
| Alirio | Quizás – Osvaldo Farrés |
| Miguel C | Me quedo contigo – Composición propia |
| Remedios | Preludio de una agonía – Composición propia |
| Héctor | Year of the Cat – Al Stewart |
| Jose OC | Melancolía (del cuaderno “Platero y yo”) – Composición propia |
| Carlos V | Les Barricades Mystérieuses – F. Couperin |
| Mario | Composición Nº 2 – Composición propia |
| Óscar | La Campanella – F. Liszt |
® – Pieza del reto de los 20 segundos
Vídeo resumen del evento
Aquí podréis ver el resumen de cómo fue el Madrid PianoMeetups 77:
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